¿Qué cuidados debemos tener con un paciente con la piel frágil?
La piel frágil es una condición que se presenta comúnmente en personas mayores y en pacientes con ciertas comorbilidades. Esta vulnerabilidad se debe a una serie de cambios en la estructura y función de la piel, como el adelgazamiento de la epidermis, la pérdida de colágeno y elastina, y la disminución del riego sanguíneo. Estos factores aumentan el riesgo de que la piel se desgarre ante cualquier tipo de traumatismo, incluso leve.
Ejemplo clínico: Considera a un paciente mayor que se presenta en consulta con un pequeño desgarro en el dorso de la mano, causado por la retirada de un apósito. Este tipo de lesiones son comunes en personas mayores y subrayan la importancia de un manejo cuidadoso y adecuado de la piel frágil.
IDENTIFICA Y CLASIFICA UN DESGARRO DE PIEL
La identificación y clasificación precisa de un desgarro de piel es fundamental para garantizar un tratamiento efectivo. Estos desgarros, considerados como heridas traumáticas, pueden surgir a partir de diversas fuerzas mecánicas, tales como el cizallamiento, la fricción o, en muchos casos, la simple acción de retirar adhesivos. En este contexto, resulta pertinente mencionar el sistema ISTAP, que categoriza estos desgarros en tres tipos:
-Tipo 1: Sin pérdida de piel, donde el colgajo de piel puede reposicionarse.
-Tipo 2: Pérdida parcial del colgajo, donde este no puede cubrir completamente la herida.
–Tipo 3: Pérdida total del colgajo, exponiendo completamente el lecho de la herida.
Esta clasificación te ayudará a determinar el tratamiento más adecuado, desde reposicionar el colgajo de piel hasta aplicar medidas para evitar complicaciones como infecciones.
Normalmente, este tipo de lesiones se suele producir en extremidades tanto superiores como inferiores, incluso aparecen mucho en el dorso de la mano. Pero pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.
Además, los desgarros de piel pueden clasificarse como “no complicados” o “complicados”.
Valoración del paciente y de la herida de manera integral
Cuando un paciente presenta un desgarro de piel, el abordaje inicial debería incluir una valoración completa e integral del paciente, así como de la herida.
Valoración de la herida
–Causa de la herida
–Ubicación y duración de la lesión.
–Dimensiones (longitud, ancho, profundidad).
–Características del lecho de la herida.
–Tipo y cantidad de exudado.
–Presencia de sangrado o hematoma.
–Integridad de la piel circundante.
–Signos y síntomas de infección.
–Dolor asociado.
Valoración holística del paciente
1- Historia clínica del paciente.
2- Antecedentes de desgarros de piel.
3- Estado general de salud y comorbilidades.
4- Medicamentos y problemas de polifarmacia.
5- Problemas de salud mental.
6- Factores psicosociales y de calidad de vida.
7- Movilidad/dependencia para actividades de la vida diaria.
8- Nutrición e hidratación
Principales consideraciones para tratar un desgarro de piel
El tratamiento de un desgarro de piel debe enfocarse en varios objetivos clave:
-Controlar el sangrado
-Ser de fácil aplicación y retirada.
-No causará daño al retirarlo
-Proporcionar una barrera protectora contra el cizallamiento
-Optimizar el ambiente fisiológico de cicatrización (ej. humedad, equilibrio bacteriano, temperatura, pH)
-Ser flexible y adaptarse a los contornos.
-Proporcionar retención segura, pero no agresiva.
-Permitir un tiempo de uso prolongado
-Mejorar la calidad de vida y los factores estéticos.
Consejo práctico: Marca el apósito con una flecha indicando la dirección en que debe retirarse para evitar dañar más la piel del paciente. Esto puede parecer un detalle menor, pero puede marcar una gran diferencia en la comodidad del paciente y en la prevención de daños adicionales.
Por otra parte, se pueden usar productos para retirar el adhesivo con el propósito de evitar traumatismos.