La importancia de la pisada y el calzado en la úlcera venosa

El fallo de la bomba muscular es uno de los desencadenantes de la hipertensión venosa, que es la causa de todas las alteraciones cutáneas enmarcadas en la insuficiencia venosa crónica.

Además de la activación de los músculos de la pantorrilla, la bomba plantar es fundamental para disminuir la hipertensión venosa ambulatoria y, por tanto, promover la cicatrización de la úlcera venosa.

Los estudios anatómicos de la bomba del pie indican que el reservorio venoso se encuentra en las venas plantares laterales. Cuando la planta del pie presiona el suelo, las venas plantares laterales se vacían y se favorece el retorno sanguíneo por las venas tibiales posteriores y por el sistema de la safena interna a través de las perforantes mediales del pie. 

Por lo tanto, la presencia de alteraciones en la estática del pie podría ser una buena explicación para la alteración del retorno venoso durante la deambulación. Además, una pisada inadecuada produce cambios posturales que pueden reducir la eficacia de la bomba muscular del gemelo.

Si está tan claro que el retorno venoso comienza en la  planta del pie  y el adecuado funcionamiento de esta bomba es clave, 

¿por qué siguen saliendo de la consulta pacientes con un zapato en el que no les cabe el vendaje, que lo desplaza o que no les permite una marcha normal?

Teniendo todo esto en cuenta, especialmente la frecuencia de alteraciones en la pisada de estos pacientes y su potencial repercusión, las recomendaciones prácticas para las personas con úlcera venosa deberían ser las siguientes:

Mientras utilicemos vendajes, el calzado ha de ser ancho, con cierre que se adapte al pie, que aporte comodidad y estabilidad durante la marcha.
Para prevenir la recidiva, además de una media de compresión terapéutica, será importante el uso de un zapato adecuado y un estudio biomecánico del pie realizado por un podólogo por si es necesaria una plantilla